El codiseño de la aplicación ORÍGENES fue
realizado en el marco del proyecto Trayectorias y memorias digitales en la Patagonia austral, dirigido por
Geraldine Lublin, Simon Robinson y Mariela Eva Rodríguez. Se llevó a cabo con
financiamiento del Consejo de
Investigación en Ingeniería y Ciencias Físicas del Reino Unido (EPSRC,
por sus siglas en inglés), a través del Centro de Investigación de la Economía Digital CHERISH-DE, un
centro de investigación multidisciplinaria con sede en la Universidad de
Swansea (Gales, Reino Unido). CHERISH-DE se especializa en desarrollar innovaciones
informáticas para entornos humanos difíciles, principalmente en lo relativo
a salud y asistencia social, comunidades con recursos limitados y seguridad
y protección, contribuyendo así a promover una sociedad más equitativa e
inclusiva.
La creación de la aplicación ORÍGENES se enmarca
en debates en torno a las interacciones entre seres humanos y computadoras,
particularmente en experiencias de codiseño digital con comunidades de usuarios
emergentes que cuentan con recursos económicos limitados. A pesar de que
el proyecto dialoga con el campo de las humanidades digitales,
plantea algunas diferencias en el uso del término “colaboración”. En dicho campo,
“colaborar” suele referir a tareas conjuntas en las que confluyen las
humanidades y la informática, con la participación de investigadores, docentes,
estudiantes, especialistas en documentación y archivo, etc., de modo tal que la
colaboración se encuentra más ligada a las instituciones (archivos,
bibliotecas, museos, universidades, institutos de investigación, colegios) y a
quienes se desempeñan en el ámbito académico, educativo y en el de la
conservación.
“Colaborar” tiene un sentido diferente en este proyecto,
ya que está vinculado al campo de la investigación
colaborativa. Es decir, colaborar implica generar instancias
para producir conceptualizaciones (o coteorizaciones) compartidas en el marco
del diálogo de saberes. En el caso de este proyecto, por
ejemplo, la experiencia colaborativa creó un escenario favorable para que las y
los tehuelches compartieran sus reflexiones sobre la falta de agencia y
participación en la toma de imágenes en el pasado, en la conformación y
administración de los archivos (públicos y privados), y en las consecuencias
presentes de la violencia física y simbólica. Por otra parte, el uso
generalizado de tecnologías digitales, redes sociales (particularmente
Facebook) y aplicaciones (como Messenger o WhatsApp) que facilitan la comunicación
entre lugares distantes no solo modifican los modos de hacer investigación,
particularmente investigación etnográfica, sino que también nutren reflexiones
teóricas, metodológicas y epistemológicas sobre dicha práctica.