La aplicación ORÍGENES ha sido
codiseñada por miembros de las comunidades tehuelches Camusu Aike y Kopolke de
la Patagonia austral y Simon Robinson (ingeniero en informática de la
Universidad de Swansea, Gales, Reino Unido), en el marco de un taller de dos
días realizado en noviembre de 2018 en Río Gallegos (Argentina), que contó con
la participación de unas cuarenta personas. El objetivo del taller consistió
en desarrollar una herramienta digital que posibilitara al pueblo tehuelche
recuperar y poseer (en formato digital) imágenes de sus antepasados,
generalmente retratados por europeos y criollos en el contexto de relaciones
coloniales. Coordinado por Geraldine Lublin (investigadora de la Universidad de Swansea, Gales, Reino
Unido) y Mariela Eva Rodríguez (antropóloga de la Universidad de Buenos Aires-CONICET, Argentina), dicho taller
fue financiado por el Centro de Investigación de la Economía Digital CHERISH-DE (Universidad
de Swansea) y contó con el apoyo del equipo de la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe (MEIB) del Consejo
Provincial de Educación de la provincia de Santa Cruz, y de la Universidad Nacional de la Patagonia
Austral, Unidad Académica Río Gallegos (UNPA-UARG) que facilitó
una de sus aulas.
Además de imaginar cómo sería la herramienta digital codiseñada,
las reflexiones que surgieron en el taller incluyeron preguntas sobre las
circunstancias en las que fueron tomadas las fotografías y sobre las relaciones
de poder implicadas. Entre otros interrogantes surgieron los siguientes: ¿Las
personas retratadas posaron voluntariamente o bajo coerción? ¿Por qué esas
fotos se encuentran hoy en archivos de diferentes lugares del mundo? ¿Cómo son
esos archivos y cómo se accede a ellos? ¿Quiénes son los “legítimos
poseedores”? ¿Por qué casi nadie tiene fotos de sus ancestros? ¿Por qué hay más
fotos disponibles de algunos pueblos indígenas que de otros?
Para diseñar ORÍGENES,
Simon Robinson utilizó como punto de partida la aplicación Com-Phone Story
Maker que había desarrollado con y para comunidades de Sudáfrica
de escasos recursos económicos, cuyo interés era compartir historias, recursos
educativos, consejos de salud y publicidad, además de documentar la vida
comunitaria. La experiencia de codiseño de la aplicación ORÍGENES le permitió avanzar en
sus investigaciones sobre cómo mejorar las interacciones entre las personas y
las computadoras (un campo de estudio denominado "interacción
persona-computadora" o "interacción persona-ordenador") y, a su
vez, dar un paso adelante en la democratización del acceso a la tecnología.